Comentario
A pesar de haber sido reconocido por las potencias occidentales, el Gobierno de Nikolajczyk no obtendría similar tratamiento por parte de Moscú. En el mes de mayo de 1943, Stalin habría organizado la División Kosciusko, formada a base de internados polacos y soviéticos de este origen.
Una vez producido el dramático episodio de la sublevación de Varsovia, el panorama político de Polonia quedaba clarificado de forma bastante concreta. Por una parte, había quienes apoyaban la restauración de las formas preexistentes a la invasión. Por otra, se manifestaba la existencia de los que sostenían la necesidad de imponer reformas en profundidad, llegando incluso a las de carácter colectivista imitadas de la vecina Unión Soviética.
El Gobierno de Nikolajozyk se vería presionado por las potencias anglosajonas para que accediese a un acuerdo con Moscú respecto a las debatidas fronteras orientales de su país. Sin embargo, Stalin no parecía dispuesto en modo alguno a tratar con estos autotitulados depositarios de la soberanía nacional. Sobre todo, a partir del momento en que el Ejército Rojo había cruzado la Línea Curzon y la multiplicación de los grupos resistentes no hacia más que facilitar la impune actuación de los soviéticos.
El día primero de enero de 1944, Moscú había impulsado la formación de un denominados Consejo Nacional del Interior opuesto al Gobierno exiliado en Londres. Tras el cruce la frontera común, el día 22 de julio de 1944, en la ciudad de Lublin se había formado el ya citado Comité de Liberación Nacional. Este, como representante del Consejo Nacional, pretendía ahora erigirse en supremo árbitro de la vida nacional. Reconocido de forma automática por Moscú, el Comité de Lublin se autoproclamó exclusiva fuente de poder legal, y fue presidido por el socialista Osubka Morawski.
Una de las primeras medidas adoptadas por este Gobierno fue la confiscación de todas las propiedades agrícolas mayores de cincuenta hectáreas. Esta declaración, que mostraba por si misma la inclinación ideológica del Comité, iba dirigida a obtener el beneplácito de la mayoritaria población campesina desposeída. De hecho, había sido automáticamente aplicada sobre la totalidad de las regiones de las que iban siendo expulsados los alemanes. Para entonces había quedado demostrado que el frustrado levantamiento de la capital había roto de manera definitiva toda posibilidad de entendimiento entre Moscú y los exiliados de Londres.
Sin embargo, el dictador soviético mostraba su voluntad de no abandonar sus designios en este sentido. Así, cuando el Ejército Rojo ocupó la castigada capital polaca el Comité de Lublin se instaló en ella erigiéndose en único Gobierno legal del país. Pocas semanas después, durante la Conferencia de Yalta, los aliados occidentales admitirían la ordenación fronteriza propuesta por Stalin. A cambio, éste prometía la inmediata entrega de territorios del Oeste procentes de la desmembración de Alemania.